Mucho antes de que el imperio romano invadiera estas tierras, esta parte del mundo donde habitamos las gentes de meseta, estaban pobladas por las tribus celtas. En el centro de la meseta se asentaba la tribu Vaccea. Este pueblo de agricultura colectivista y ganadería trashumante dominaba un territorio que los historiadores romanos describieron como «un país abierto, de trigales y tierra desarbolada». Tenían como tótem la figura terrible y misteriosa del Lobo. El animal mítico representado devorando el sol, lamiendo un panal de miel o comiendo un pan según diferentes interpretaciones, era objeto de una atracción mística entre el miedo y la veneración. Hoy queremos recordar a los pueblos vacceos, de Pallantia, de Pintia, Intercatia, Dessobriga… y tantas otras ciudades y pueblos vacceos cuya herencia hemos recibido filtrada y mezclada a lo largo de los siglos, las invasiones, la línea biológica y la tradición artística.